Biografía del Artista

Lacamera, Fortunato (1887 - 1951)

Este maestro inglés del color y de la luz, miembro de una vasta dinastía de pintores holandeses, nació en Londres el 15 de octubre de 1887.

En plena juventud, y luego de vivir en su Inglaterra natal y en su Holanda paterna, su espíritu inquieto y andariego guió sus pasos por el continente americano, el que recorrió desde el Canadá a la Tierra del Fuego. También paseó por los canales de Venecia y por los mercados de Marruecos, enriqueciendo su bagaje con paisajes y vivencias que luego recreará con su paleta.

En 1915 llega a Mendoza y allí se producen dos grandes cambios en su vida. Descubre sus paisajes, su luz y sus colores, así como también a la mujer con la que contraerá matrimonio y quien será la madre de su único hijo.

A partir de ese momento Koek Koek comienza a exponer a lo largo y a lo ancho del territorio argentino y más allá de sus fronteras llegando al Perú, Brasil, Chile y Uruguay. En casi medio centenar de exposiciones logra un rotundo éxito en criticas y ventas, es invitado a exponer en Nueva York, y sorprende al publico porteño con una muestra de más de 200 óleos.

En 1925 en ocasión de la visita oficial del Príncipe de Gales, se le encomienda la realización de una obra para obsequiar al augusto visitante. Koek Koek viaja a Chivilcoy y allí, rodeado del paisaje pampeano, crea una magnifica tela a la que titula "Veleros en Sol de Mayo", la que sorprende y cautiva al futuro Eduardo VIII.

Su vida fue jalonada por éxitos artísticos y, al mismo tiempo, por las miserias humanas de los genios. Como aquel año de 1926 en el que luego de haber concretado una memorable exposición en Córdoba, es internado en el Hospicio de las Mercedes donde pasa un prolongado tiempo y en donde empieza a manifestar un mágico e interno misticismo que expresará en algunas de sus pinturas.

Llegando a la cumbre de su carrera y consagración, viajó en 1934 nuevamente a Chile para completar una serie de muestras que le habían pedido en el hermano país trasandino.

Una mañana de Diciembre de ese año le sorprendió la muerte en la soledad de su habitación del hotel en que se alojaba en Santiago. Esa misma soledad se extendió a su funeral y en los casi 70 años en que sus restos permanecieron en una tumba olvidada, la que hoy espera el justo homenaje que miles de amantes del arte habrán de rendirle.