El ejemplo implícito en la obra de los pintores Jacob Maris y Jan Hendrik Wessenbruch y la ocasión de ver trabajar en su tela a los artistas Max Liebermann y Hans Von Bartels decidieron su vocación.

 

Si bien fue esencialmente autodidacta, recibio orientaciones del pintor intimista amsterdanés August Allebé. Después de haber vivido una niñez y juventud signadas por penurias económicas, logró establecer su propio taller en 1901 y once años después, conoce el modesto halago de un Primer Premio otorgado por el Concurso Bignell.

 

En 1918 expone colectivamente en su ciudad natal y desde diferentes talleres transitorios, que instalara en Haarlem, Utrecht, se afana por incorporar a su extraordinaria memoria visual el paisaje y más que nada, la incommensurable amplitud de los nubosos cielos de Holanda. Este período, que podemos llamar "europeo", se caracteriza por la factura pictórica de denso empaste y composiciones de tamaño reducido en la que predomina la paleta parda cargada de tonalidades oscuras. Sus temas fueron entonces las faenas del campo y la pesca marítima, la majestuosa soledad de las dunas, las vidas quietas, los estudios de animales exóticos y, como nota peculiar, vsiones irreales envueltas en misteriosos azules o plenilunios de mágica implicancia.

 

La posibilidad de hallar horizontes más promisorios le llevó a abandonar definitivamente su país de origen y pasó a la Argentina en 1920. Comenzó así el segundo período creador de su larga trayectoria artística de más de sesenta años, materializada en centenares de acuarelas y dibujos y varios óleos de inconfundible estilo.

 

Durante los primeros años de su permanencia en Argentina dio testimonio de acusada nostalgia por el paisaje holandés creando de memoria esas composiciones realizadas en sutil gama de grises que le valieran el honroso calificativo de "poeta plástico de los cielos inmensos". Luego hicieron su aparación en la temática del pintor los ríos y riachos del Delta del Paraná y los patios, pórticos y callejuelas del viejo Buenos Aires.

 

Estuvo vinculado por lazos de amistad a los pintores Fernando Fader, Miguel Burgoa Videla, Alberto M. Rossi, Luis Aquino y otros.

 

Obtuvo el Premio Especial al Mejor Paisaje del Delta en el V Salón de Arte de la ciudad bonaerense de San Fernando y el Premio Unico a Extranjeros en pintura del XXXVII Salón Nacional de Artes Plásticas.

 

Se halla representado en pinacotecas argentinas, americanas y europeas. En 1946 realizó una exposición retrospectiva que cubre medio siglo de labor continuando en la década siguiente sus giras por el interior argentino.