Alberto Greco fue un artista que nació en Buenos Aires, Argentina en 1931 y falleció en Barcelona en 1965, que pasa la última etapa de su carrera artística en España. Después de intervenir en la fundación del informalismo argentino en en 1959 junto a los artistas Baulari, Pucciarelli, Wells y Noé, entre otros, se aleja de la expresión pictórica y se adentra en el campo del arte conceptual.
Sus aportaciones han sido fundamentales en los inicios del Arte Conceptual en España, poniendo en práctica un tipo de intervenciones artísticas que él mismo denomina vivo dito o arte vivo. A su faceta de artista- pintor multimedia añade su faceta de poeta.
Entre 1947 y 1948 asiste a los talleres de Cecilia Marcovich y Tomás Maldonado. En 1950 publica Fiesta, libro de versos, en edición artesanal de 150 ejemplares.
De 1954 a 1956 data su primer viaje por Europa. En 1954 expone por primera vez en la galería La Roue de París. Después de haber llevado a cabo diversas y variadas experiencias artísticas para decidir hacia dónde apuntaba su vocación artística (había intentado sin mucho éxito ser actor teatral, publicado poesía, había escrito una novela) iniciara una vida viajera que le llevará, en los once años de vida que aún le quedan, a recorrer medio mundo.
En 1956 vuelve a la Argentina. Pinta un mural en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y expone en la galería Antífona. Al año siguiente se traslada a Brasil, exponiendo en el Museo de Arte Contemporáneo. Entusiasmado por el arte brasileño, retorna a Buenos Aires donde organiza la muestra titulada Artistas de São Paulo. Su intención es formar un gran movimiento de arte informalista en Hispanoamérica.
En 1959 se integra plenamente en el movimiento informalista, pero rápidamente surgió el desencanto al observar la deriva formalista y decorativista que informalismo esta tomando. Es entonces cuando realiza su aproximación al Arte Conceptual. Realiza Vivo-Ditos, en Paris, en Roma, en Mardrid y, sobre todo, en Piedralaves, una pequeña localidad de Ávila, donde vivirá algún tiempo, convirtiendo a esta pequeña comunidad rural, en un espacio artístico propicio para la realización de sus intervenciones. Greco hace sostener a los habitantes del pueblo carteles con textos tales como "Esto es un Alberto Greco", "Obra de arte señalada por Alberto Greco" o, simplemente "Alberto Greco".
La integración de sus obras dentro del ámbito artístico del Arte conceptual no significó su abandono del informalismo. Sus intervenciones públicas fueron combinándose con dibujos, cuadros y collages en los que se integraban el gesto espontáneo y descontrolado del Tachismo, con las grafías irregulares y apasionadas del Arte Bruto y la simultaneidad de imágenes inconscientes tomadas del surrealismo y el dada, dando forma a un informalismo heterogéneo y bastante alejado de las maneras amables y decorativistas de otros representantes. Así, aparecen escrituras automáticas, dibujos inconclusos, bocetos, manchas, trozos de papel pegados, impresiones con tinta, todo un amplísimo repertorio combinado con un variado espectro de acciones y agresiones al soporte, expresión, según algunos críticos de una interioridad anímica convulsa y agitada.
Después de su periplo europeo termina instalándose en Madrid donde entre en relación con los componentes del grupo El Paso, con Saura y Millares sobre todo.
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